Fundamentos

Las actividades de la UNIVERSIDAD son esencialmente múltiples, habitualmente clasificadas dentro de la docencia, la investigación y la extensión. En el logro de los objetivos propios de estas actividades se integran dos ópticas básicas: el ámbito directo sobre las cuestiones específicas que se presentan (graduar en determinadas carreras, obtener resultados en temas de investigación, solucionar problemas de las actividades extrauniversitarias); y la pretensión de ejercer una función de ejemplo y mejoramiento de la sociedad en la que se desempeña.

En sus acciones normales se ocupa tanto de las cuestiones últimas como de las del medio en el cual se encuentra. Por ello, no existen temas prohibidos para la UNIVERSIDAD, siempre con el objetivo integrador de la búsqueda y la transmisión de la verdad, y el tratamiento de las cuestiones sin ningún tipo de prejuicio y condicionamientos derivados de intereses sectoriales o del poder, y con el más amplio ejercicio de la libertad intelectual.

Dado que las realidades concretas de tiempo y espacio determinan que existirán elementos limitativos e incluso coercionantes, provenientes tanto desde el exterior como desde el interior de la misma, la UNIVERSIDAD también se presenta en una actitud de intencionalidad y lucha por los principios indicados.

Para su desempeño, que claramente en la historia nunca ha estado exento de dificultades e incluso de claudicaciones,la UNIVERSIDAD necesita la existencia tanto del equilibrio y de la armonización internos como de la adaptación a los cambios externos. Esta necesidad debe interpretarse en un sentido dinámico de desarrollo académico, donde la crítica, la responsabilidad y la tolerancia son elementos naturalmente constituyentes.

Debería esperarse que la UNIVERSIDAD se transforme no sólo en un acompañante de los cambios que el mundo experimenta, sino que participe en la generación e instrumentación de esos cambios, con el objeto de darles las características y el enfoque derivados de los valores que defiende.

En el imaginario y la tradición universitaria argentina, que se plantea la UNIVERSIDAD con una amplia autonomía, dos vertientes son intrínsecas a la misma: la participación y responsabilidad de los integrantes de la comunidad universitaria y las responsabilidades democráticas propias de la gestión de las instituciones públicas.

Aunque los tiempos de la Nación no signifiquen un énfasis mayor en estas cuestiones; la UNIVERSIDAD no puede abandonarlas ni dejar de luchar por ellas. En estos términos es imprescindible condenar las prácticas incoherentes con los valores participativos y democráticos, el abandono de los conceptos académicos e institucionales, el incumplimiento de las obligaciones con la sociedad; en fin, la pérdida de su esencia universitaria. También es imprescindible incrementar la racionalidad de funcionamiento, la igualación de oportunidades, la información de los actos de gobierno y gestión, la rendición de cuentas; principios válidos y necesarios para todos los organismos y personas universitarios.

Es en estos términos que la UNIVERSIDAD adquiere legitimidad y eficacia para constituirse y comportarse como una institución primordial en el progreso nacional.